Alah - Tratado de la Unidad La visión de un Sufi (mistico gnostico)


La visión de un Sufi (mistico gnostico)
Muestra una profunda visión no-dual de la existencia, semejante a la del Dzogchen o el Vedanta.

Claro que dudo mucho que esta visión sea la que predomine en las principales mezquitas del mundo...

Veamos unos fragmentos del:
TRATADO DE LA UNIDAD (risalatul ahadiyah) del

Muhyi-d-din Ibn 'Arabî

Traducción de Roberto Pla según la edición francesa aparecida en la revista "Être", primer trimestre de 1977, traducida del árabe por Abdul-Hadi. Málaga, Ed. Sirio, 1987.


Él no está compuesto de nombre, ni de denominado, porque Él es el nombre y el denominado. No hay nombre salvo Él. No hay denominado salvo Él. Por ello se dice que Él es el nombre y el denominado. Él es el Primero sin anterioridad. Él es el Último sin posterioridad. Él es Evidente sin exterioridad. Él es Oculto sin interioridad. Porque no hay anterior, ni posterior; no hay exterior, ni interior, sino Él. Es necesario comprender este Misterio para no caer en el error de los que creen en las encarnaciones de la divinidad. Él no está en ninguna cosa y ninguna cosa está en Él. Es preciso conocerle pero no por la ciencia, la inteligencia, la imaginación, la sagacidad, los sentidos, la visión exterior, la visión interior, la comprensión o el razonamiento. Nadie, salvo Él mismo, puede verle. Nadie, salvo Él mismo, puede asirle. Nadie, salvo Él mismo, puede conocerle. Nadie distinto de Él puede ocultarle. Él se ve y se conoce a Sí mismo. Su velo impenetrable es su propia Unidad. Él mismo es su propio velo. Su velo es su propia existencia. Su Unicidad le vela de forma inexplicable. Nadie le ha visto, le ve, o podrá verle jamás. Ningún profeta enviado ni ningún santo perfecto o ángel se le aproxima. Su Profeta es Él. Su mensajero es Él. Su mensaje es Él. Su Palabra es Él. Él ha mandado su Ipseidad con Él mismo, de Él mismo y hacia Él mismo, sin ningún intermediario o causalidad exterior a Él mismo. Ninguna diferencia de tiempo, espacio o naturaleza hay entre El que envía el mensaje, el mensaje y el destinatario del mensaje. Su existencia está únicamente en los textos de la profecía. Sin embargo, sólo Él existe y no puede dejar de existir puesto que jamás vino a la existencia. Por eso ha dicho el Profeta: "Quien se conoce a sí mismo conoce a su Señor". También ha dicho: "Yo conozco a mi Señor, por mi Señor". El Profeta de Allâh ha querido hacerte comprender que tú no eres tú, sino Él: Él y no tú; que Él no cabe en ti y tú no cabes en Él; que Él no sale de ti y tú no sales de Él. Lo que quiero decir es que tú no eres, o posees tal o cual cualidad, que no existes y que no existirás jamás, ni por ti mismo, ni por Él, en Él o con Él. Tu no puedes cesar de ser, porque no eres. Tú eres Él y Él es tú, sin ninguna dependencia o casualidad. Si alcanzas a reconocer en tu existencia esta cualidad de la nada, entonces conoces a Allâh, En otro caso, no. La mayor parte de los iniciados dicen que la Gnosis, o Conocimiento de Allâh, viene a continuación de la extinción (fanâ) de la existencia y de la extinción de esta extinción (fanâ el-fanâ'i). Pero esta opinión es falsa, pues parte de un error manifiesto. La Gnosis no exige la extinción de la existencia y la extinción de esta extinción, sencillamente porque las cosas no tienen ninguna existencia y lo que no existe no puede dejar de existir. Decir que una cosa ha dejado de existir, que no existe ya, equivale a afirmar que ha existido, Pero si conoces el ti-mismo, es decir, si puedes concebir que no existes y que, por tanto, no puedes extinguirte jamás, entonces conoces a Allâh. En otro caso, no. "Porque Él es el Primero y el Último, lo Exterior y lo Interior. Él aparece en Su unidad y se esconde en Su singularidad. Él es el Primero por Su "perseidad". Él es el Último por Su eterna permanencia. Él es la existencia de lo Primero y de lo Último, de lo Exterior y lo Interior. Él es Su nombre y lo que es nombrado". "El que conoce" y "lo que es conocido" son idénticos, e igual ocurre con "el que llega" y "aquel al cual se llega"; "el que ve " y "lo que es visto". Son idénticos, "El que sabe" es Su atributo. "Lo que es sabido" es Su sustancia o "naturaleza íntima". "El que llega" es Su atributo y "aquel que llega" es Su sustancia. Porque la cualidad y el que la posee son idénticos. Tal es la explicación de la fórmula: "Quien se conoce a sí-mismo, conoce a Su Señor". Quien capta los sentidos de esta similitud comprende que no hay unión, fusión o llegada, ni separación; comprende que "el que sabe" es Él y que "el que es sabido" es también Él; que "el que ve" es Él y "lo que es visto" es también Él; que "el que llega" es Él y "aquel al cual se llega" en la unión es también Él. Nadie distinto de Él puede juntarse con Él o llegar a Él. Nadie distinto de Él puede separarse de Él. Aquel que puede comprender esto total y plenamente, está exento de la más grande de las idolatrías.

Observese que "idolatra" aquí no significa tener una estatua y adorarla. Idolatra tiene que ver más con tener una "idea" sobre lo que trasciende toda comprensión.

En el sigiente post voy a mostrar "Alah" desde el punto de vista de un historiador.

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